lunes, mayo 17, 2010

Reborn

Ya pasó un mes de la partida de mi abuelita y aunque el tiempo pasó muy lento, todo me parece como si fuera ayer.

Hay cosas que aún no logro explicar y creo que jamás lo haré. Hay ciertos misterios que están ocultos para mi, otras cosas que se destapan a la más leve brisa. En su mayoría decepciones...

Esta última semana estuvo llena de ellas, pero creo que las he tomado desde otra manera. Pocos pueden realmente legar a entender la forma en que reacciono frente a las cosas; quizá esa llamada prudencia no es muy benvenida entre muchos, pero más que acomodarme va en mi naturaleza. Y es eso lo que me cuesta dilucidar: mi propia naturaleza.

Si bien me siento más tranquila este último tiempo, no se puede evitar que ciertas cosas me trastornen un poco. Quizá la clave está en decir que crecí, no completamente, pero crecí.

Aún me da miedo el mundo, hacer las cosas que hacía antes con un dejo de puro vacío, de la nada o creyendo que eran cosas que me llenaban el alma. La quietud y la calma sirven solo para una cosa: saber lo que las cosas significan en tu vida. Y las decepciones son parte de eso. Aunque las cosas siguen doliendo, ya las tomo de quien venga - sin prejuicio si son cosas o personas importantes.

Aún tengo miedo de las emociones fuertes que no sean necesarias. Aún tengo miedo de trastocarme a tal nivel que las crisis vuelvan por buscar salidas más fáciles. Creo que sanar implica una quietud casi absoluta, que no incluyan una soledad; porque una cosa que aprendi es que uno, por más que quisiera, no puede solo. Las heridas quedan, y uno se "remenda" pero puede transformarse en otra cosa con la misma esencia.

Yo dejé de lado mi esencia hace un tiempo atrás, justificándolo en la madurez... Pero crecer y sanar implica hacerse cargo de la mochila que no lleva en los hombros y no botar cosas como uno bota basura en la calle. Es un proceso más de reciclaje: tomar lo que a uno no le sirve y transformárlo en otra cosa; salir del círculo vicioso y andar en un espiral ascendente... renovarse.

Cuesta, y duele cuando la gente te pone plazos, o condiciones... ya no pude ni puedo más con eso. Soy libre y eso es mi mayor tesoro.

1 comentario:

Morgan Quid dijo...

si.... concuerdo mucho con la quietud. Pero es difícil para mi mantenerla porque a diferencia de tí, creo que no va en mi naturaleza. Soy intraquila, demasiado. Y eso es lo que más he intentado manejar porque es agotador no tener quietud jamás. Y peor, es agotar buscarla tanto y saber de antemano que me es tan imposible encontrarla. Me falta mucho camino para eso... pero me alegro que tú vayas ya encaminada =)